Si necesitamos fortalecernos no hay nada mejor que adoptar un gato, o como suele decirse: dejar que ellos nos adopten. Los gatos son animales increíbles, en muchos sentidos, y aunque detrás de ellos hayan historias de traición, celos y poder, son seres extremadamente sensibles. Aun con una mirada indiferente y hasta desafiante, siempre saben cuándo necesitamos de ellos.
Fueron animales casi sagrados en la antigüedad, los faraones egipcios los tenían como mascotas poderosas, siempre a su lado y en sitios de privilegio. Hoy nosotros tenemos el honor de contar con su presencia, para muchos traidora y celosa ¿Los gatos son celosos?, sí. Nos absorben como propiedad y reclaman de nuestra exclusividad. Pero, ojo, no piden lo que ellos no dan. Por más amoroso, tierno y bueno que sea un gato, siempre es fiel a un solo amo. Puede ser querido y entregar amor a toda la familia, pero solo a una persona reconocerá como amo, y con este será extremadamente celoso y posesivo.
En una pareja, el gato puede ser el tercero en discordia, porque se interpondrá en abrazos, besos y ubicación en el sillón. La ecuación resulta así: ser humano, gato, ser humano. Es por esta condición que el hecho de tener, acariciar o sonreír a otra mascota, llámese otro gato o perro, hará que se resientan, busquen rasguñarnos, mordernos o incluso que rechacen nuestro afecto cuando se lo entregamos. A pesar de todo esto, la conexión del humano con su gato nos favorece, porque nos hace fuertes para la vida.
1)- Son seres libres
Aunque se los vea pequeños, indefensos, dependientes de nuestra cama o almohadón; los gatos son libres. Están allí por nosotros, no solo porque son altamente fiacosos. Ellos se ubican dónde quieren, con el amo que quieren, en la casa que escogen, y si no les gusta se van. Simplemente se van porque son libres. Pocos gatos se dejan colocar collares, adornos o ropita, y cuando lo hacen es solo para complacer al humano, porque no hay correa que pueda atarlos a un sitio o a una situación.
El sentido de libertad e independencia que uno puede observar en un gato nos da impulso a ser nosotros independientes, decididos y poder tomar las riendas de nuestra vida, desatando todo lo que nos detiene.
2)- Dan cariño cuando quieren
Puede parecer que son indiferentes porque cuando queremos estar con ellos, si ellos no quieren no hay ningún tipo de relación. Se alejan, se enojan o simplemente te cansas de llamarlos y no se dan por eludidos. Ahora cuando ellos están deseosos de cariño, no hay ser más cansador y pegoso que un gato.
Puede empezar solo fregándose en tus pies, luego subiendo a tu regazo, e incluso llegando a la cabeza, arriba de la computadora, entre tus maquillajes, papeles, etc. Son insaciables cuando desean cariño y su mejor sitio es la zona y lugar más incómodo para el ser humano.
Si estás en la cama, avanzan lentamente hasta que tienen su cara pegada o sobre la tuya. Son increíblemente amorosos, pero cuando ellos quieren. Por lo que el humano tiene que adaptar su corazón a momentos de mucho amor, a indiferentes y a soportar desplantes. Sin duda esto nos hace fuertes y nos aclimata a enfrentar desafíos en nuestra vida. Quienes tenemos gatos tenemos el corazón un poco entrenado en este sentido, aunque cada vez que somos dejados de lado por nuestro gato, se nos destroza el corazón.
3)- Se desaparecen por días
Sea castrado y encerrado en casa, o gato que dejamos un poco libre, el gato se desaparece de nuestra casa. Un día, unas horas, una semana o más incluso. Y, después regresa como si nada hubiera hecho, como si nuestro corazón no lo extrañara, no lo diera por muerto, no lo hubiera buscado por todo el vecindario sin rastro. Nos hacen fuertes, nos hacen entender que su vida es así, la comparten con nosotros, pero cuando quieren desaparecer lo hacen y no los podes controlar.
4)- Son solitarios
Enfrentan la vida en soledad, desde que son pequeños. El ser humano es un ser social, pero muchas veces esta característica nos detiene en el camino. Buscamos cumplir con lo que la sociedad nos pide, con lo que se espera, que colectivamente alcancemos. Hasta incluso que no podamos disfrutar de ir al cine, a tomar una cerveza o a mirar teatro sino vamos con alguien, y si no encontramos con quién caemos en la frustración.
Los gatos nos demuestran que podemos hacerlo solos, mejor si es en compañía, pero también podemos superarnos, salir, avanzar, crear, soñar y vivir en soledad.
5)- No entienden de llamados ni de retos
Vivir con gatos es convivir con seres tercos y sordos. Hacen realmente lo que se les da la gana, los retas, les pegas y en menos de un segundo están otra vez destruyendo el tapizado de la silla, deshilachando la cortina, tirando el tacho de basura, adornos, trepando por la biblioteca o durmiendo sobre el teclado de la notebook. Y, saben que, no hay forma de detenerlos porque no entienden de retos, son sordos.
Sordos a los retos y también a los llamados. Uno puede cansarse de llamarlos para lo que sea, incluso para darles comida, pero si no quieren no moverán ni una sola oreja. Cuando son pequeños, les encantan los escondites donde dormir por horas. Los buscas, los llamas, revisas toda la casa, y de repente descubrís que están ocultos detrás de un mueble, en el motor de la heladera, entre libros, y cuanto espacio que hayan encontrado. Y, lo peor de todo, los encontras despiertos, mirándote, sin apiadarse de tu preocupación por ellos.
Sin duda, estas situaciones nos hacen poder enfrentar otras situaciones con un espíritu diferente a quienes no tienen estos hermosos seres en sus vidas diarias.