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Sobre Aquella noche en Usno

El texto que está a continuación fue leído en la presentación del libro en la Feria de la Cultura Popular y el Libro de Rawson en 2016. El autor del mismo es el reconocido escritor sanjuanino Leonardo García.

Ya desde el título "Aquella noche en Usno" Adriana nos intriga ¿Qué habrá pasado aquella noche? ¿Por qué Usno? ¿Qué tiene de especial ese lugar?

La novela consta de 33 capítulos, cada uno con un título que nos adelanta algo, nos da una pista de lo que vendrá pero a la vez nos clava una aguja de dudas y nos invita a adelantarnos en su posible contenido, a elaborar hipótesis previas a su lectura, nos anima a volar con la imaginación. La novela nos cuenta las "aventuras" de Andrea Carrizo, una joven profesional que recibe una propuesta laboral en esta ciudad desconocida en donde conoce a Fernando y a Federico. Ambos con sus virtudes y defectos (más virtudes que defectos agregaría yo) ambos con sus problemas y sus historias personales a cuesta.

Pero será el misterioso y excéntrico Fernando el que removerá las estructuras más profundas de Andrea haciendo tambalear hasta sus cimientos.

La historia está narrada en primera persona por la protagonista, por su relato conocemos cómo habla, cómo piensa, cómo viste, todos sus cuestionamientos, todos sus pesares. La mente de la protagonista resulta para el lector una puerta abierta por la cual ingresa cómodamente y va conociendo y ¿por qué no decirlo también? Se va encariñando con esta mujer tan sincera y abierta. La va comprendiendo, acompañando, sufriendo o alegrándose junto a ella a lo largo de toda la novela. Es seguro que los lectores, especialmente las lectoras, en muchos párrafos se sentirán identificada con ella y se entusiasmarán, se afligirán o dudarán junto con ella.

Fernando y Federico son las principales figuras masculinas. Aquí la autora nos demuestra su destreza al crear estos personajes con características físicas y personalidades diferentes. Ambos seductores, con cualidades y rasgos viriles pero distintos, irán brindando la perfecta danza de amistad, fascinación, coqueteo, encuentros y desencuentros que sustentan la obra.

Pero además de Andrea, Fernando y Federico, otra protagonista principal de la novela es la ciudad misma en donde ocurren los acontecimientos. Quizá nosotros conocemos o hemos oído hablar de Usno, la localidad ubicada cerca de Valle Fértil, un pequeño pueblo. En la novela Adriana modifica la realidad, le da una vuelta de tuerca y en esta novela la ciudad sanjuanina resulta ser una ciudad grande con más de 400 bares, un aeropuerto internacional y lujosos hoteles.

Usno se manifiesta como un lugar mágico, místico, extraño, que deslumbra, un lugar donde " nada está prohibido o mal visto" y "sus noches invitan al deleite del alma" dice en la novela (y del cuerpo también agregaría yo).

De esta manera la ciudad participa activamente en las decisiones y sucesos que ocurren en ella. Es un escenario pero, a la vez, es causa o motivo para las acciones que allí transcurren.

También protagonistas importantes de la novela resultan ser las piedras. Sí, las piedras que uno imagina como objetos inexpresivos, estáticos y fríos, en esta novela cobran relevancia y le dan nombre a los hoteles del lugar y les dan personalidad. Cuarzo, lapislázuli, zafiro, rubí, circón, rodocrosita, feldespato, malaquita o esmeralda, cada una con sus características. Piedras poderosas, coloridas, curativas, cargadas de energía, cada una con su simbolismo y su significado, enriquecen, deslumbran o acompañan. Detrás de cada una se esconde un misterio y una aventura.

Adriana en esta novela elige escribir sobre temas que conoce bien: El turismo, los medios de comunicación, la publicidad, las relaciones personales, los sentimientos, lo cual es una elección muy acertada a los efectos de brindarle verosimilitud y consistencia a toda la historia. Al leer uno percibe claramente que la autora sabe lo que dice y por qué lo dice.

Hay un largo debate en todo el mundo sobre si hay una literatura femenina o una característica propia de los textos que escriben las mujeres.

Algunos sostienen que los escritos femeninos poseen un tratamiento particular del tiempo y de la acción; que las escritoras prefieren también hacer referencia a la vida centrándose en lo más íntimo, en lo cotidiano, que remiten más a las sensaciones, a las emociones, y que comparten una concepción de la realidad, con frecuencia distinta de la los hombres. Imposible sería decir que todas las mujeres observan el mundo desde la misma óptica, sin embargo creo que las escritoras comparten ciertos rasgos y poseen un lenguaje propio. Las mujeres tienen una percepción del mundo diferente de la que tenemos los hombres, una sensibilidad mayor para captar la realidad. La visión que ellas tienen de sí mismas y del mundo, sólo ellas pueden transmitirla y comunicarla. Nosotros generalmente no prestamos atención a muchos detalles que únicamente ellas pueden detectar, la particularidad de las expresiones faciales, el vestuario o el peinado son cosas que los hombres muchas veces pasamos por alto. Adriana presta atención y describe magistralmente y con minuciosidad todo esto además del hábil tratamiento psicológico, precisión y fluidez del lenguaje que nos muestra en su narrativa.

Toda la trama fluye de forma natural y es armoniosamente llevadas. También los coqueteos, los histeriqueos y los cuestionamientos que se hace a sí misma la protagonista ante la violación de normas sociales son planteados en los momentos oportunos evidenciando un hábil manejo de los tiempos narrativos.

Andrea rompe de alguna forma el círculo del ambiente en el que vive, se deja llevar, se libera y transgrede las reglas que la sociedad le impone, pero hasta un límite, sólo por el tiempo que vivirá en esta ciudad.

Las escenas eróticas están maravillosamente bien desarrolladas lo que no es nada fácil ya que hay un desfiladero muy estrecho entre el erotismo cuidado y la grosería desagradable o burdo. Pero la autora sabe transitar este angosto sendero sabiamente sin esquivar el desafío y a la vez sin caer en los precipicios de la obscenidad.

A medida que uno va leyendo la novela es sencillo imaginar las escenas, casi como si estuviera viendo una película. De hecho, el capítulo llamado “La última noche en Usno” me hizo recordar la famosa escena del film que seguramente casi todos conocemos “Los puentes de Madison”. Me refiero a la escena en que el protagonista Clint Eastwood está a bordo de la camioneta, bajo la lluvia, y uno espera que una enamorada Meryl Streep deje todo, abandone su aburrida vida y se vaya con él. Sensaciones parecidas fueron las que yo sentí al leer este capítulo y me hacen preguntarle a la autora si no ha pensado en escribir también guiones cinematográficos o televisivos porque, seguramente, lo haría de maravilla.

Similares a los de aquel film basado en la novela de Robert Waller serán también los dilemas a los que se enfrentará la protagonista: La libertad versus los mandatos sociales, el deseo versus la responsabilidad, la transgresión versus el cumplimiento, lo biológico versus lo cultural pero a diferencia de aquella historia, el personaje femenino no responde al antiguo estereotipo de la femineidad, la mujer como un ángel del hogar, madre, cónyuge, devota y abnegada. Nuestra protagonista es una mujer moderna que trabaja, viaja, deja por tiempos más o menos prolongados a su marido y se permite disfrutar con más o menos culpa de lo que la vida le propone.

Si analizamos el comportamiento de la protagonista según la filosofía de Kant, que intenta encontrar una ética “formal” que fundamente la acción moral. La voluntad debe estar sometida al deber de tal forma que la acción responda a una verdadera” ley para obrar”. Entonces, según esta moral kantiana, Andrea, la protagonista se deja llevar por sus impulsos ya que, coincidiendo con el filósofo, el comportamiento de una persona no está absolutamente determinado por la racionalidad.

Como el ser humano es, al mismo tiempo sensibilidad y razón, en este caso la protagonista sigue el impulso de sus deseos y no de la razón. De hecho, si se comportara de manera absolutamente moral y reflexiva seguramente la novela nos resultaría aburrida. Como podemos apreciar la temática de esta obra es tan universal como cotidiana y está presente en nuestras vidas a diario.

Las vivencias de aquellos días en Usno cambiarán a la protagonista y la acompañarán por el resto de su vida.

En definitiva, Adriana nos regala la posibilidad de reencontrarnos con ese mundo emocional que algunos descuidamos o pasamos por alto aturdidos por lo cotidiano y lo racional. Plantearnos hasta qué punto las circunstancias y los sentimientos nos hacen tomar decisiones o rumbos insospechados, hasta dónde llega la protagonista, hasta dónde habríamos llegado nosotros mismos en circunstancias similares, qué tan altas son nuestras propias barreras morales, hasta dónde estamos dispuestos a cumplir con las normas que la sociedad nos impone.

En la literatura sanjuanina hasta hace pocos años no abundaba la narrativa produciéndose y editándose principalmente poesía. Afortunadamente en los últimos tiempos, los últimos cinco o diez años diría yo, han aparecido narradores de fuste como Rogelio González, Francisco Rodríguez, Inés Caballero, Lucas Atencio, Maximiliano Martín, María Alejandra Araya y ahora también Adriana Sánchez que han enriquecido con sus cuentos y novelas la narrativa provincial.

Damos entonces la bienvenida a esta" opera prima" de Adriana llamada a ocupar un lugar destacado dentro de las letras de nuestra provincia.

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